Descripción
Esta especie arbórea llega a alcanzar los 12 m cuando habita en la zonas semiáridas, hasta algo más de 20 en las estaciones algo más húmedas. Su fisonomía general es muy variable según las condiciones de desarrollo, pero el porte más característico es el de un árbol de copa ancha, baja, con muchas ramas y con el follaje poco denso y de color verde claro. La corteza de los troncos gruesos suele ser de color oscuro y agrietada, y la de las ramas de aspecto liso y color gris claro, a veces brillante. Las acículas se reúnen en parejas, son comparativamente cortas (6-8 cm de longitud), finas, flexibles y de color verde claro. Los conos floríferos maduran en primavera y se encuentran distribuidos por toda la copa. Los masculinos miden 1-1,5 cm, son amarillos y se reúnen en grupos numerosos y llamativos. En cambio, los femeninos son más difíciles de ver, tienen aspecto de piñas diminutas, de alrededor de 6 mm de longitud y color púrpura oscuro antes de la polinización. Luego, después de recibir el polen, se alargan un poco y toman colores pardos.
Las piñas maduran en el otoño del año siguiente a la floración. Están unidas a la ramilla por un pedúnculo que, en comparación con el de otros pinos, es largo (en torno a 1 cm de longitud), grueso (de 5 mm o más de diámetro) y algo curvado. Cuando están cerradas tienen forma cónica y alargada, entre 6 a 12 cm de longitud, y con las caras exteriores (apófisis) casi lisas. Las piñas abiertas tienen un aspecto globoso, y se aprecia la parte interior de las escamas de color castaño. Al llegar a la maduración van cambiando de color, desde el pardo-amarillento al castaño oscuro. Las piñas, ya sean abiertas o cerradas, permanecen muchos años en el árbol y se van tornando grises.
Distribución
Es natural de la región mediterránea, más abundante en la parte occidental, especialmente en la Península Ibérica, Marruecos y Argelia, y más raro desde el sur de Francia e Italia y hacia el extremo oriental del Mediterráneo.
En la Península crece de modo natural en las mitades este y sur, en altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1000 (1600) m. Es especialmente abundante en Cataluña y Levante.
Se desarrolla en territorios con clima mediterráneo, especialmente en los que se presenta un periodo de aridez prolongado e intenso. Es una de nuestras especies mas resistentes a la sequia. Crece mejor en regiones de temperaturas invernales suaves, con heladas leves o sin ellas, como ocurre en las cercanías del mar, pero puede soportar fríos como los del centro del valle del Ebro o la comarca de Baza, en Granada. Aparece con más frecuencia en suelos calizos; pero también se encuentra en los silíceos e incluso en los yesosos. También puede vivir en los sustratos pobres, someros y pedregosos, donde otras especies crecerían poco y mal.
Observaciones
Tiene una producción de piñas muy regular y presenta un significativo porcentaje de piñas serotinas, lo que le confiere una buena capacidad de regeneración de la especie tras los incendios.
La madera del pino carrasco es de un color blanco amarillento, a veces con la parte central pardo oscura. Está muy poco considerada por varias razones: por un lado, la dificultad de encontrar árboles con el tronco recto y bien desarrollado, con pocas ramas gruesas; y por otro la abundancia de resina que la hace dificultosa para trabajar. Se ha empleado con mucha frecuencia para hacer cajas, estacas y palets, pero sobre todo para leña. Antiguamente se utilizó para traviesas de ferrocarril. En los tiempos en los que la resina era un producto valioso, también se obtenía de esta especie. El principal valor en la actualidad es su carácter protector frente a la erosión, y su papel regulador de avenidas en zonas de altitudes medias y bajas, en ambientes de clima mediterráneo, donde es característica la torrencialidad de las precipitaciones.
Imágenes
Pulsa en las imágenes para verlas a mayor tamaño

Pinus halepensis

Pinus halepensis

Pinus halepensis

Pinus halepensis

Pinus halepensis

Pinus halepensis