Vegetación
Se entiende por vegetación el conjunto de comunidades de plantas que se encuentran en un territorio.
La vegetación actual en la Península (e islas Baleares) es el resultado de la interacción de su historia biogeográfica, los factores ambientales actuales y pasados (clima, litología, relieve, etc.) y de la influencia del hombre. El diferente peso de los factores en el espacio y en el tiempo ha dado lugar a un mosaico de comunidades vegetales con alto grado de complejidad, pero de las que se puede realizar un esquema general asumiendo un cierto grado de simplificación.
Considerando al clima como uno de los factores ambientales más influyentes y realizando un recorrido desde las zonas de mayor altitud, las más frías y húmedas, hasta las de menor cota y más áridas, se pueden considerar seis dominios en los que habitan distintas formaciones y agrupaciones vegetales:
Alta montaña
Los pastos de alta montaña pasan buena parte del año cubiertos por la nieve. Valle de Benasque (Pirineo de Huesca)
El dominio de la ALTA MONTAÑA se corresponde con la banda de mayor altitud, en general por encima de los 2.000 m. Son espacios suprasílvicos, en los que se encuentran agrupaciones vegetales carentes de ejemplares arbóreos. En el estrato inferior dominan formaciones de matorral y pastizal, ambos adaptados a periodos vegetativos muy cortos principalmente debido al régimen térmico. Se encuentran enebrales rastreros, piornales, ciertos tipos de brezales y pastos dominados por gramíneas. Son espacios que tienen una gran importancia para la ganadería en los periodos de estío. En este ámbito son frecuentes las pedreras, canchales y roquedos compactos, como los próximos a las cumbres, que presentan comunidades muy ricas en especies endémicas y de singularidad biogeográfica.
Coníferas de montaña
Extensas formaciones de pinar en las montañas del Maestrazgo (Castellón)
Bosque de Pinus sylvestris en el Pirineo catalán
El dominio de las CONÍFERAS DE MONTAÑA ocupa un espacio inmediatamente inferior a la Alta Montaña. Se encuentra principalmente en los Pirineos y en los Sistemas Ibérico y Central, pero con pequeñas representaciones en otros como Sierra Nevada, Baza, etc. Se caracteriza por un clima húmedo y frío, con un periodo vegetativo corto, prácticamente sin intervalo veraniego de aridez, salvo en las montañas mediterráneas, pero ya desarrolla condiciones que permite la instalación de comunidades boscosas. Dominan formaciones arbóreas de aciculifolios junto con diferentes matorrales y pastos. Son típicos los pinares de pino negro de montaña (Pinus uncinata), los abetales (Abies alba) y ciertos pinares de pino silvestre (Pinus sylvestris). Acompañando a estas coníferas, con un papel secundario, se encuentran algunas frondosas como abedules y serbales. Donde el bosque ha desaparecido o ciertas condiciones específicas no permiten su desarrollo se encuentran generalmente enebrales rastreros, piornales, brezales y pastos potenciados, sobre todo estos últimos, por los intereses ganaderos.
Bosque caducifolio
Bosque mixto caducifolio dominado por el haya y con inclusiones de coníferas. Parque Nacional de Ordesa (Huesca)
Robledal mixto en el valle del río Irati (Navarra)
El dominio del BOSQUE CADUCIFOLIO se encuentra en el espacio en el que el régimen térmico no es tan frío y el pluviométrico sigue siendo elevado, de cuya combinación resulta un clima en general sin periodo de aridez y con un periodo vegetativo prolongado. Es un espacio idóneo para las formaciones arbóreas caducifolias, que necesitan abundantes recursos hídricos (ya que carecen de adaptaciones importantes frente a la pérdida de agua por evapotranspiración) y un periodo vegetativo amplio, que les permita brotar, florecer, fructificar y almacenar la suficiente energía para iniciar el proceso al año siguiente. Se localiza principalmente en el tercio norte peninsular, desde la costa de Galicia, pasando por toda la cordillera Cantábrica y hasta el Pirineo catalán, y hacia el sur, por el Sistema Ibérico norte. En él se encuentran los hayedos (Fagus sylvatica), los robledales de carballo (Quercus robur) y de roble albar (Quercus petraea), como principales especies dominantes, pero pueden participar también castaños, tilos y otras especies hasta dar lugar a un bosque caducifolio pluriespecífico, como el que en Galicia llaman fraga. No es desdeñable tampoco la superficie ocupada por la mezcla de caducifolios con coníferas: haya con abeto o pino negro en los Pirineos o de haya con pino silvestre en el Sistema Ibérico.
Cuando los factores ambientales se endurecen, por ejemplo por lo abrupto del relieve y la falta de suelo, pueden dominar otras comunidades vegetales más tolerantes a dichas limitaciones, como los rebollares, ciertos pinares y abedulares, así como matorrales y pastizales. Debido a su elevada capacidad productiva, desde tiempos prehistóricos, el hombre ha transformado significativamente las cubiertas vegetales de este dominio, transformándolas principalmente en pastos, y posteriormente cambiando buena parte de la superficie en plantaciones de eucalipto y de pino insigne. Merece la pena citarse una excepción a la norma de la hoja caducifolia. Es la presencia en estos territorios de acebedas (Ilex aquifolium), si bien algunas de ellas son de origen antrópico.
Bosque subesclerófilo
Formación subesclerófila mixta de alcornoque (oscuro) y quejigo (claro). Montes de Cádiz
Ya en la Iberia mediterránea, en las zonas más frescas se encuentra el domino del BOSQUE SUBESCLERÓFILO. Es un espacio en el que las precipitaciones son relativamente abundantes, pero con un periodo de aridez estival corto, generalmente menor de dos meses, y de reducida intensidad. Domina en la mitad norte peninsular y en las montañas más elevadas de la mitad sur. Aquí se encuentran formaciones arbóreas de frondosas marcescentes, pero también, en las zonas más frías o más pobres formaciones de coníferas y hasta una parte de frondosas perennifolias. Sus agrupaciones vegetales arbóreas más típicas son los rebollares de Quercus pyrenaica; los quejigares de Q. faginea, Q. humilis y sus táxones intermedios; los alcornocales más húmedos; los sabinares de Juniperus thurifera y los pinares de Pinus nigra subsp. salzmannii. En este dominio son también abundantes ciertos encinares que generalmente por un aprovechamiento selectivo no tienen prácticamente especies de Quercus de hoja marcescente; algunos alcornocales (Quercus suber), especialmente los que cuentan también con la presencia de Quercus canariensis; así como pinares de Pinus pinaster en los biotopos más pobres y los pinsapares, acantonados en las umbrías de la Serranía de Ronda. También se encuentran extensas formaciones de matorral y pastizal. Entre los primeros destacan los brezales, especialmente los de brezo negro (Erica australis), los escobonales (de diversas especies de Cytisus y Genista) y muchas de las bojedas de Buxus sempervirens y diferentes tipos de tomillares. Son formaciones muy productivas en bienes y servicios.
Bosque esclerófilo
Formaciones esclerófilas dominadas por pino carrasco (Albacete)
Encinares adehesados. Cercanías de Monfragüe (Cáceres)
En aquellos territorios, predominantes en la mitad sur, pero también ampliamente representados en la norte, en los que el clima es BOSQUE ESCLERÓFILO. Son típicas las formaciones arbóreas de frondosas perennifolias, con hojas coriáceas y otras adaptaciones a la escasez de agua es decir los encinares y los alcornocales menos frescos, incluidos sus paisajes adehesados; así como muchos pinares de pino negral (Pinus pinaster), pino piñonero (Pinus pinea) y pino carrasco (Pinus halepensis). Con una reducida representación se encuentran en este domino los acebuchales (Olea europaea subsp. sylvestris) debido a la transformación en terrenos para el cultivo agrícola que se realizó desde el Neolítico. En este ámbito destaca la gran diversidad de matorrales y pastizales. Entre ellos, los más extendidos son los jarales de jara pringosa (Cistus ladanifer), los romerales (Rosmarinus officinalis), los coscojares (Quercus coccifera), los retamares (Retama sphaerocarpa), los aulagares de Ulex parviflorus y diversos tipos de tomillares.
Vegetación xerófila
Formaciones xerófilas de palmito en Almería
En el sureste peninsular y en una parte del centro del Valle del Ebro se encuentra el dominio de la vegetación XERÓFILA. Se trata de territorios en los que un régimen de precipitaciones muy escaso, junto con un régimen térmico muy cálido o continental condicionan un periodo vegetativo muy corto y unas condiciones casi limitantes para el desarrollo de la vegetación boscosa. Dominan tanto formaciones arborescentes claras de coníferas, como matorrales y pastizales esteparios. En estos territorios aparecen importantes extensiones de atochares de Stipa tenacissima, formaciones de palmito (Chamaerops humilis), así como los enclaves de Tetraclinis articulata.
En España peninsular, Portugal, y también en las Baleares, se pueden encuentrar asi mismo extensas zonas donde, además del clima, influyen de forma preponderante otros factores naturales. Estas áreas se intercalan en cualquiera de los dominios antes mencionados.
Vegetación hidrófila
Álamos y sauces a las orillas del río Ebro (Burgos)
Abedular en el Parque Nacional Peneda-Gerês (Portugal).
Uno de los factores que mas influyen en la vegetación es la abundancia de agua a lo largo del tiempo. Es el dominio de la vegetación HIDRÓFILA, que se encuentra tanto en las vegas como en los márgenes e interior de los cauces y las lagunas, en los estuarios y en las marismas. Cuando el régimen térmico no es excesivamente frío, las aguas fluyen sin frecuentes oscilaciones extremas y no son salinas suelen dominar formaciones arbóreas caducifolias, como las alamedas (Populus alba), choperas (Populus nigra), diferentes clases de saucedas (Salix spp.), abedulares (Betula spp.), fresnedas (Fraxinus angustifolia), olmedas (Ulmus minor) y, cuando además los carbonatos están prácticamente ausentes, las alisedas (Alnus glutinosa). En ciertos ambientes hidrófilos, frecuentemente relacionados con la abundancia de sales o fuertes periodos de estiaje, se encuentran los tarayales (Tamarix spp.). En las vegas de algunas comarcas es frecuente encontrar plantaciones del chopo Populus x canadensis para la producción de madera.
Vegetación gipsófila
Otro de estos factores es la presencia de yeso en el suelo. En este caso nos encontramos ante el dominio de la vegetación GIPSÓFILA. Se encuentra intercalada principalmente en los dominios Subesclerófilo, Esclerófilo e Hiperxerófilo. Cuando está entre los primeros puede llegar a tener encinares, quejigares y sabinares. Cuando se encuentra en biotopos con periodos de aridez largos e intensos es frecuente la presencia de pinares de pino carrasco.